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viernes, 26 de octubre de 2012

Un enero que nunca llegaria

No quedaba hueco para más.Había llenado todos sus adentros con amor y Amélie tenía la sensación de no merecer todo aquello.Sabía que podría pasarse el día pegada a él ,segundo tras segundo,y nunca se cansaría.Le encantaba olerle el cuello y mirale mientras dormia. Casi siempre acababa con la boca abierta,y solía mojar la almohada con su saliva.Pero a Amélie le daba igual.Aquel hombre era lo mejor que tenía.Era el hombre que la había enseñado a amar,y que supo esquivar todas las lanzas que ella le había tirado un año antes.Todas con la intención de evitar el enamoramiento.
Pero a pesar de eso ,la pequeña de los ojos color miel nunca supo darse cuenta de cuanto la amaba.Nunca supo valorar los sacrificios, ni el cariño,ni los fines de semana.
Si hay algo que odia es no haber sabido hacer que el amor durara para siempre.Y aunque hacía menos de 72 horas le pedía a gritos que no volviera,hoy lo único que desea,es que Jaques se de una vuelta más.Abrazarle fuerte y poder decirle que le ama,que aun está perdida por Reikjavik y que ahora odia la lluvia.La odia porque le recuerda tánto a él,que cada gota que baña su ventana ,es un puñal clavado por la espalda.La odia porque la hace pensar que en algún sitio del mundo,él aún la ama.La ama como la amaba en febrero.Eso,o mucho más.
Reza con todas sus fuerzas a un Dios en el que nunca creyó;reza para que el amor sea lo suficiente.Que sea lo único que les hace falta para tener el valor de quedarse para siempre en Reikjavík.
 Reza para que cuando llegue enero ,vuelva a levantarse al lado del torso desnudo de su amado.



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