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lunes, 16 de septiembre de 2013

El hombre más maravilloso de la tierra

El origen de todos sus males no era la machista caja de Pandora, ni algún castigo divino que los Dioses lanzaron sobre la suerte de Amélie.
El orígen de todos sus males era aquella tarde fría de Octubre, cuando perdió al hombre más maravilloso de la tierra. Acompañado por un señor al que todo el mundo llamaba muerte, salió por la puerta sin poder mirar atrás. Salió sin previo aviso, salió sin poder volver a cargar a su hija en sus brazos. Salió sin dar explicaciones y sin despedirse.
De vez en cuando la pequeña Amélie tenía la sensación de verle por las calles. Paseando, corriendo, yendo a trabajar. Muchas otras se imaginaba que nunca se había ido. Se imaginaba a sí misma llegando a casa, dándole abrazos sinceros y contándole que está enamorada. Que él es un buen chico y es poco probable que le rompa el corazón. Que estuviera tranquilo, su niña estaría bien con él. Además tenía buenos amigos que la ayudarían pasara lo que pasara.
Y después un rato soñando despierta, volvía a la cruda realidad. Al abrir los ojos se daba cuenta de que estaba hablando con fantasmas imaginarios. Se daba cuenta de que, de nuevo, el hombre más maravilloso de la tierra le era imprescindible. Y aún así, le faltaba.

jueves, 12 de septiembre de 2013

3000 segundos después

El inconsciente siempre fue el arma más apreciado de Amélie. No había nada ni nadie en el mundo en quien confiaba más. No existía razón racional que pudiera vencer pensamiento irracional.

Supo con certeza que estaba enamorada de Ernest cuando inconscientemente al darse la vuelta en la cama, buscó abrazar su torso.Llevaba dos días durmiendo a su lado, pero el tercero él faltaba. Cinco minutos antes sabia perfectamente que al girarse, la parte izquierda de la cama estaría vacía. Y aún así, 3000 segundos después, mientras a cámara lenta su cuerpo rodaba hacía la derecha, lo único que esperaba encontrar, era su espalda. Esperaba poder pegar los senos contra su hombro, y reposar la mano en su cintura.
Al ver que a su lado no había más que aire y sábanas, la sorpresa fue total. No tardó en comunicarle que le hacía mucha falta en la cama, y no solo sexualmente hablando.