Allí estaba la pequeña Amélie,entre toda esa multitud,sentada encima de su maleta roja ,llorando desconsolada,sin entender aquel repentino abandono.Se dió cuenta de lo ingenua que acababa de ser.Tenía ganas de estar delante de aquel malnacido y dejar que su pequeño puño acariciara violentamente su mejilla derecha.Pero después cayó en la cuenta de que no tendría la suficiente fuerza como para poder causarle siquiera un moratón.Se enfureció aún más y recordó un regalo prometido.Uno que tenía que recibir un jueves tardío de septiembre.Ya se lo habían ragalado antes,pero en medio de un ataque de ira e impotencia acabó por devolverlo. Le prometieron que recuperaría aquel presente.Sin embargo,meses después ,aún no lo tenia en sus manos.
Le entraron ganas salir corriendo .Daba igual donde:norte,sur,este,oeste.Se levantó,dejando la maleta roja,la de los recuerdos atrás,y aligerando el paso acabó haciendo carreras por todo el aeropuerto .Mientras los pies se le dormían por culpa del esfuerzo repentino,se dió cuenta de que aquellos ojos marrones y esas largas pestañas nunca dejarían de perseguirla.Pronto empezó a escuchar pasos detrás suya.Era él,con un aspecto fantasmal,corriendo,siguiéndola,con la maleta roja en la mano.Como siempre,el amor,volvió a cambiar de opinión en el último momento.
Inicialmente dudó de si darse la vuelta o no.Aún así,tuvieron que preguntarla de nuevo:
¿Cuando dejarás de mirar atrás Amélie ,cuando?
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