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domingo, 1 de diciembre de 2013

Agosto

Por encima de todo, Amélie amaba a Ernest. Pero muy cerquita del amar estaba la admiración que sentía por el. 
Le admiraba cada vez que le permitía penetrar en el fondo de su corazón.
Le admiraba cada vez que se dejaba recorrer a besos. Por cada vez que pedía perdón, por cada vez que hacía que el amor estuviera por encima de todo.
Le admiraba por tener un corazón sincero, por darle todo lo mejor de él, por no tener miedo y por ser una de las personas más fuertes que jamás había conocido.
Le admiraba porque gracias a él, Amélie volvió a creer, volvió a llorar de felicidad.
Le admiraba porque la desheló, y porque entró en su vida tal y como la canción había predicho.