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viernes, 27 de junio de 2014

All of me


Delante de una taza de café hirviendo recuerda aquella broma macabra: " Tengo que decirte algo, pero no quiero hacerte daño." Aquella maldita frase pronunciada por Ernest, inmediatamente se transportó en el tiempo y acabó en los labios de Jacques. El recuerdo del dolor que sentía cada vez que Jacques se lo decía penetró el alma de Amélie. Se quedó paralizada, y al sorber el café se dio cuenta de que se había enfriado. Llevaba 2 horas sin moverse, sentada en una incómoda silla marrón, siendo observada por un curioso joven camarero. Y después de tanto tiempo sin moverse, se le durmieron la piernas. Si una parte del cuerpo no se ejercita, se duerme, se paraliza y uno deja de sentirla. Entonces se dio cuenta de que lo mismo pasa con el amor. Quedarse sentado delante de una taza de café hirviendo y sin beber por miedo a quemarse, solo conseguirá tener unas piernas dormidas y un café frío. 
Así que lo próximo que hizo fue dejarse querer. 


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